Una Mirada al Héroe Tragicómico
- dizecexahi
- 19 may 2020
- 3 Min. de lectura
Cuando hablamos de tragicomedia entramos a un terreno ambiguo, si revisamos una de tantas definiciones de diccionario, probablemente no tendremos mucha claridad sobre el género: Obra dramática que contiene elementos propios de la tragedia y de la comedia, como la presencia de personajes de diferentes estamentos sociales y de diversos registros de lenguaje.
¿Pero qué nos dice esto de la estructura dramática del género? Bien sabemos que los géneros dramáticos primero existen, luego se nombran y analizan. Por lo tanto la definición dependerá de los ojos de quién mire, y las convenciones socioculturales que sirvan de filtro a la hora de analizar el fenómeno dramático en cuestión.
Echando un ojo a Santa Wikipedia encontramos un revoltijo de conceptos, dónde se dice que la tragicomedia tiene elementos tanto trágicos como cómicos, pero también que es una pieza o género psicológico... de tipo realista. Luego añade una descripción que se ajusta mejor a mi entendimiento del género, aunque un poco cantinfleada y con problemas en el uso de signos ortográficos, y cito literalmente:
"(...)La tragicomedia principalmente va a mostrar la trayectoria del héroe tragicómico, que tiene un objetivo que perseguir (el amor, la justicia, la ambición, un trono, entre otras) y de cómo este lo consigue o no pasando por una serie de obstáculos para llegar a su fin. Si los obstáculos se presentan como positivos, es decir que parece que lo acercan cada vez más a su objetivo, más que obstáculos son como pruebas superadas. Por su parte el final será negativo, si los obstáculos son negativos, y parece que le impiden llegar a su objetivo, aunque por lo general el final será positivo y aunque sea a último minuto alcanzará su objetivo.(...)"
Sí, pero no, pero no, pero sí. El final negativo o positivo de la tragicomedia está más ligado al objetivo del héroe tragicómico y a los valores sociales, que a los obstáculos que se le presenten, en sí mismos. Si tenemos un héroe como Peer Gynt, cuyo objetivo es evadirse de preocupaciones, como declara al decir: "Es cómodo sacudir y alejar el pensamiento. Para ello, todo es bueno; unos utilizan el aguardiente y otros la mentira," tendremos obstáculos positivos, elementos que tienen el potencial de asirlo a la vida (magia, fortuna y mujeres), los cuales desecha —consciente e inconscientemente— sistemáticamente, hasta llegar al final, dónde consigue lo que tanto buscó, dejar esta realidad, ya no pensar. Y aunque muere en brazos de la única mujer que lo amó, lo sublime de su logro se torna agridulce, y perfectamente puede calificarse como un final negativo a los ojos del espectador. "Tanto potencial para nada," diría la sabiduría popular.
En cambio, si tenemos un héroe cuyo objetivo es percibido como noble y válido por la sociedad en que se desarrolla y escenifica, el final será clasificado como positivo. Por ejemplo, Oriflama, de Luisa Josefina Hernández. El objetivo del héroe es la santidad, la cercanía con Dios, en todos sus matices, incluyendo las manifestaciones más terrenales de éste vínculo sagrado. El efecto sublime del final será más poderoso para aquellos que valoran la espiritualidad, así como aquellos devotos religiosos.
La definición actual de Wikipedia no podría equivocarse más al señalar que se trata de un género psicológico y realista. (Esperemos sea corregida eventualmente). Los elementos fantásticos son una herramienta de uso habitual para la tragicomedia, la cual está más emparentada con la literatura Épica que con la Tragedia, estrictamente hablando, a nivel de composición literaria. Al igual que la Épica, una secuencia de aventuras es primordial en su constitución; podemos encontrar en ella elementos folclóricos o de sabiduría popular; el nivel de dificultad de los obstáculos a los que se enfrenta el héroe va en aumento a lo largo de la trama. Por otro lado, a diferencia de la Tragedia no encontramos patetismo; tampoco presenta una percepción ominosa del cosmos; las consecuencias de los actos del héroe tragicómico son mucho más proporcionales que las del héroe trágico. En pocas palabras, la denominación tragicomedia corresponde más a una herencia histórica que a una definición apropiada del tono y la estructura del género.
El héroe tragicómico es mucho más cercano y mundano, y he ahí su gran virtud. Demuestra que con persistencia se pueden alcanzar los ideales, ya sean gloriosos o decadentes, regalándonos una sensación inspiradora y generalmente placentera.
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